Ir al contenido principal

Taller de Sensibilización Femenina Saltillo

LA COMIDA

La mesa está puesta, todas las manos entraron al estado de la honestidad. Cuantas manos juntas, conocidas, amadas. Manos que han tocado tanto viento, que han abierto las puertas y las ventanas para que entre el sol, manos que se han desenredado el cabello para que caigan suaves y libres las ideas, sobre nuestras espaldas desnudas femeninas, listas para el goce de los sentidos abiertos al tiempo y sus cambios y sus canciones de caminos que hemos recorriendo a veces juntas, a veces sólo conectadas por nuestros ombligos, sin hablar, de lejos, sin mirarnos. Pero hemos estado, mujeres, acompañándonos. Hemos estado en nuestros sueños, nos hemos llamado por nuestros nombres y hoy, todas somos manos. Manos que nutren, manos que juegan en la misma mesa. Todo lo que hemos ido recogiendo en experiencias nos contiene y es nuestra historia que platica nuestra atmósfera. Este encuentro era la consecuencia natural de haber recorrido tantos caminos de ida y de vuelta a donde somos juntas y nos reflejamos lo que hemos construido cada una en soledad y cada una añorando la presencia de la otra. Ya no es tiempo de lucha, es tiempo de sembrar. No se cansen, no dejen de cantar, la sonrisa es la mejor de las medicinas en tiempos como este. El dolor no es opcional, pero no se asusten, aquí estamos para sanarnos entre nosotras. Inhalar. Sostener. Exhalar.
Las manos cantan mientras crean realidades, las manos entretejen los sabores de lo que nos alimenta. Somos todas nuestras manos. Hemos sido la realidad entretejida por nuestras abuelas, ahora que ya sabemos como tejer, nos toca. Ya es tiempo. ¿Qué vamos a hacer con todo esto?

Fotografía: Irene Hernández Torres




 

Comentarios

Entradas populares de este blog

INADECUADE

                                                                                                              Report from the Dean. Miller Pope (1954) I No sé cómo vivir en éste mundo cada vez más limpio reluciente dogma de probeta cuestión de vida o muerte consciencia   no tocarse ya habíamos estado aquí recuerdo otro tiempo no tocar entonces la peste era un castigo de dios virus hecho a mano castigo de la diosa   II destruimos cada monumento rayamos todas las paredes para gritar: ¡no me toques hijo de puta! ¿hijo de quién? ¡no me mires! arrastra las rodillas sangra en tu palabra pensamiento obra u omisión Recuerdo las manos baile y agua fresca hologramas del corazón pantano de información ¡por favor mentira que me duelen todas me duelo yo!   III ¡qué me perdone la ciencia mi poca consciencia! respirarnos de cerca contagiarnos morirnos de amor irresponsables como en los ochenta sin cubrebocas sin condón

El Sueño y la Melancolía

O reflexiones de cómo vivir despierto                                                                                                                              Quisiera encontrar una roca silenciosa                                                            para desandar mis sueños y contarlos mejor                                                                        pero no hay paradero en este caer del sol todo se ha disfrazado de un camino  i nterminable -Luna Nikol- Todos tenemos uno o varios caminos, hay muchas rutas que podríamos seguir. Al norte, al sur, al este, al oeste; hacia adentro de nosotros, por donde crecen nuestros deseos y temores, nuestros afectos y nuestra hambre y hay un camino hacia afuera, donde todo lo que hay adentro se convierte en materia, y hasta donde la imaginación nos dé, crearemos en el mundo lo que sea necesario. Algunas de estas rutas ya han sido trazadas por otros viajeros, que han venido antes, otros caminos están

EL OBSERVDADOR

Todo está en calma. A través de la ventana puedes ver las hojas de los árboles, extrañamente inmóviles, como si el viento hubiese ido a otro lado. No cantan las aves, ni los grillos que, a esa hora del caer del sol, rompen a chirriar. La casa tampoco hace ruido, todos los objetos sostienen la respiración. El único movimiento en el silencio es el de la luz yéndose poco a poco, despintando del día las paredes que se van poniendo grises y, en los vértices del techo ya presagian las sombras de la noche. ¿Por qué no te habías dado cuenta de la quietud? ¿En qué momento la atmósfera se volvió un frasco cerrado al vacío? Hace frío pero, presientes que si te mueves de esa habitación activarás lo desconocido. Ni siquiera te atreves a prender la luz, aunque lo deseas con todas tus fuerzas, antes de que la oscuridad invada por completo la estancia. Pero no puedes. En cuanto esa última línea de oro solar se pierde en el horizonte, una poderosa fuerza se ha apodera de ti y de la habitación. Así q